RECUERDOS DE SAN MAMÉS

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21 Mayo 2013

José Angel Pérez

LA CATEDRAL DE LOS RECUERDOS PERDIDOS

Quería contarles una historia emocionante. De esas que no se olvidan. Con el corazón en la mano. Y más sabiendo que es sobre mi padre.
Les cuento: Mi padre, mas Athleticzale que San Mamés, dio la vida por sacarme adelante trabajando en la dura mina 39 años. Del Athletic y del Bierzo (comarca de León). Dirán ustedes, ¿y eso qué importancia tiene? Yo si se la doy. Me explico. Es lógico ser del Athletic siendo de Bilbao. Pero no lo es siendo de fuera. Mi padre dice que se nace. Ahora entiendo el por qué. Disculpen que me haya desviado del tema. Prosigo. Ahora que se había jubilado y podía vivir le diagnostican Alzheimer. Menudo palo para mi familia. Habrá enfermedades duras, pero esta no tiene nombre. Sé de lo que hablo. Un jubilado al que no podemos llevar a una residencia porque vale más de lo que él cobra. Un jubilado que tenía una ayuda de 300€ y nos la han dejado en 20€. Vergonzoso. Dirán ustedes, ahora es cuando pide ayuda. No, no lo voy a hacer. Podría hacerlo, pero seguro que hay personas en peor situación.

 

Empeoraba y empeoraba y no sabía qué hacer. No quería que se muriera sin ver San Mamés. Decidí llevarlo. No sabe mi nombre. Y sin embargo se quedó mirando nuestro escudo de la fachada cinco minutos con lágrimas en los ojos. Me apretaba la mano como queriendo decirme algo. No sé qué era, pero le vi feliz. Decidí ir más allá, intentar verlo por dentro. Le expliqué al cuidador la historia. 600km para hacer feliz a mi padre. No hubo manera. Se morirá sin ver San Mamés, pero tengo una cosa clara. Habrá aficionados de nuestro equipo que lo sean igual que él, aunque nunca habrá que lo sientan más. La insensibilidad de una persona no tacha nada, pero que en un futuro no le pase a nadie más. No es tan difícil hacer feliz a la gente. Es el equipo del pueblo. Eso hay que demostrarlo. Empezando por los pequeños detalles.

Quiero hacer una reflexión. Por cosas e historias como ésta debemos ser uno solo. Jugadores y afición. Noto que esa magia se esfuma, se resquebraja y eso no puede ser. Que el jugador que se ponga nuestra camiseta se deje el alma y que el aficionado haga lo mismo. Y más cuando van mal las cosas. Si hay que pitar que sea al final del encuentro, pero hay que animar aunque vayamos 0-3. Rememos juntos. Era muy fácil ser del Athletic el año pasado, pero hay que demostrarlo ahora. El Athletic emociona. A jóvenes, mayores y enfermos. El Athletic emociona a mi padre con Alzheimer… Quédense con esto… Te quiero papá. Gracias mamá por dedicar tu vida solamente a él.

Te quiero Athletic.

 

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